Señor,
hoy deseo entregarte todo aquello que impide dar el siguiente paso en mi vida.
Tengo los pies atados,
cadenas pesadas de culpas, errores cometidos,
decepciones y amores imposibles y frustrados
que lastimaron mi alma.
Quiero, con la mirada puesta en Ti,
dar pasos seguros hacia la esperanza, la alegría y el bienestar.
Tú me quieres feliz, pleno y lleno de paz.
Por eso hoy te consagro el pasado
guardándolo en tu Corazón misericordioso;
mi presente lo dejo en tus manos
y mi futuro a la Providencia de tus cuidados.
Hoy cierro ciclos,
pero abro puertas de esperanza y alegría
aferrándome a tu poderosa mano
y a la celestial compañía de mi Madre Santísima.
A partir de hoy
serán nuevas todas las cosas
porque todo te lo confío.
Amén
Autor: Teresita María Feyuk
(Para mejor provecho de tu alma, continúa hablando con el Señor por unos instantes)