¿Cuántas veces hemos cambiado de opinión? Y ello ha significado un descalabro en nuestras vidas. Y peor aún hemos afectado a otros por nuestras decisiones.
Sé que todos tenemos varios, y no bellos ejemplos de ello. Nos avergüenzan, los maquillamos o simplemente los ocultamos. Esas son las que llaman «Malas decisiones». Y por Dios que nos persiguen y pesan.
Pero, todos aquellos que ya han pasado más de la mitad de la vida, se han dado cuenta que ha pesar de todo… La vida continuó. Aquello que parecía que nos acabaría, con el tiempo fue tomando otro tamaño. Aquello que fue tan terrible y que haría que nada volvería ser igual, ahora se ve de otro modo.
¿Que ocurrió? ¿Cambié yo o las circunstancias?
La verdad: lo uno y lo otro. Los fracasos nos hacen crecer. Las equivocaciones aprender. Y la experiencia ascender.
Somos lo que somos gracias a lo que hemos vivido. Nuestras heridas con el tiempo nos hacen más bellos. Lo importante es que al final mantengamos el sí a nosotros mismos.
Podremos haber errado muchas veces, y que haya pasado el tiempo inexorablemente, pero lo que nos mantiene es el sí a nuestra esencia. A nuestros valores. A nuestra fe. A nosotros mismos. Esa es la importancia del sí. Por ello, bienvenida sea la vida, con sus grandezas y pequeñeces, con sus errores y aciertos. Es nuestro sí el que nos mantiene en nuestro centro y nos indica por dónde hay que ir.
Ps. Juan Manuel Sayago
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